Los Fernández, el clan que dirige el PSOE de Carboneras desde el año 87, seguirá controlando la asociación tras superar el escollo de la última Asamblea, celebrada este viernes, 30 de mayo, que se presentaba difícil de ganar. Pero la desorganización de los críticos ha vuelto a dejar en manos de esta familia la dirección local del partido.
Ramón Soto, un discípulo de Cristóbal Fernández que en los últimos años se ha visto apartado de los espacios de poder socialista carboneros, encabezaba una movimiento alternativo que ni siquiera llegó a presentar candidatura, a la vista de las circunstancias que se dieron sólo 24 horas antes de la Asamblea.
Soto capitaneaba una operación para apartar a los Fernández que parecía contar con el apoyo de la mayoría de los militantes; tanto es así que José Luis Amérigo, sobrino de Cristóbal y depositario del tarro de las esencias del clan, y que ha sido secretario general del PSOE y hasta alcalde, decidió dar un paso atrás y dejar que un fiel como Francisco Capel se enfrentara a Soto por si acaso. Por si acaso sonaba la flauta. Y sonó.
A la vista del resultado de alguna votación en asambleas anteriores, los Fernández tenían claro que no se podía ganar, pero tampoco era cuestión de permitir a los contrarios disfrutar de un paseo de la victoria. Así que promovieron la candidatura de Francisco Capel. Por si acaso.
Todo se puso a favor de los Fernández horas antes de la definitiva Asamblea del viernes. El jueves, los concejales del PSOE enfrentaban el pleno de los presupuestos y lo perdieron, como era de esperar. El alcalde de Ciudadanos, Salvador Hernández, con el apoyo del PP, con el que forma Gobierno, sacó adelante la cuentas del año gracias al apoyo de un edil socialista, Andrés Belmonte, que una tras otra respalda las propuestas del Gobierno carbonero, defendiendo una posición de independencia respecto a su grupo sólo explicable desde los insondables caminos de la política. Y a veces ni desde ellos.
A Belmonte no le hace ni pizca de gracia el sobrinísimo José Luis Amérigo y no toma café con él desde el inicio del presente Mandato. Es más. Al poco de iniciarse estos cuatro años se desligó del partido, ‘tonteó’ con el alcalde popular Felipe Cayuela y tras la caída de éste, en la moción de censura que se votó el 15 de marzo de 2024, se acercó al nuevo regidor Salvador Hernández. También lo hicieron el resto de socialista que votaron alcalde a Salvador, pero Salvador acabó, al poco, echando del Gobierno a Amérigo y a dos socialistas más (Francisco Capel, entre ellos), e invitando a quedarse a Andrés Belmonte, Mariana Esteban e Isabel Hernández. Este asunto daría para otra noticia. Baste con señalar que en febrero de este año el PSOE anunció que los tres estaban expulsados y que debían pasar al Grupo Mixto. Sin embargo, una cosa es anunciar algo y otra que ese algo ocurra.
Porque los tres ‘expulsados’ estaban conjurados, con otros muchos, para acabar desde dentro con el largo tiempo de los Fernández. Y los hechos refrendan que ninguno de ellos está fuera del PSOE a día de hoy. Lo evidencia que han estado muy activos -todo lo que se puede y se sabe cuando la torpeza forma parte de la genética política- promoviendo la candidatura de Ramón Soto frente al clan de siempre.
En este pleno del pasado jueves, el de los Presupuestos, el socialista Andrés Belmonte votó a favor de las cuentas, y se esperaba en el bando de los críticos que las dos concejales socialistas Isabel y Mariana también lo hicieran; todo con tal de no estar junto al secretario general y portavoz del Grupo Municipal José Luis Amérigo, el sobrinísimo, ni siquiera en una votación contra los Presupuestos de Ciudadanos y PP.
Así pues, Belmonte apoyó los Presupuestos, pero no lo hicieron Isabel y Mariana, desencadenando malestar entre los partidarios de apartar, en la Asamblea del día siguiente, a los Fernández. Como resultado, Ramón Soto vio desvanecerse la alianza dentro del PSOE contra los Fernández y ni siquiera presentó su candidatura a la Secretaría General.
Con el terreno despejado, Francisco Capel, el elegido por el clan para enfrentarse a Ramón Soto y llevarse el bofetón de perder, fue encumbrado por unanimidad, o casi, a la jefatura del partido, manteniéndose, por tanto, las cosas como estaban. Es decir: el Clan Fernández sumará, si no ocurre otra rareza de las que suelen acaecer en Carboneras, otros cuatro años de hegemonía en el PSOE local, sumando cuarenta, ¡cuatro décadas! cuando entremos en 2027.
El tanteo final es curioso, sobre todo cuando se trataba de pasar página. En la nueva ejecutiva dirigida por Francisco Capel están José Luis Amérigo y dos hermanos suyos -todos sobrinísimos de Cristóbal- y la madre de Amérigo, Charo Fernández, que es la hermanísima del patriarca. El uno y la otra reúnen varias condenas firmes por adulterar las elecciones comprando votos.
Algunos en Carboneras aplauden que Cristóbal, por primera vez, no esté en la nueva dirección. Asunto menor parece, a la vista del abundante número de familiares, discípulos e incondicionales suyos que sí están.
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