El Museo Arqueológico Nacional (MAN) exhibe una pieza almeriense de las más fascinantes y significativas: un huevo de avestruz pintado, hallado en la tumba 609 de Villaricos por el insigne arqueólogo Luis Siret. Esta pieza, parte de la vasta donación de Siret al MAN, no es solo un objeto de arte, sino un testimonio crucial de las tradiciones funerarias de la antigua Baria. Junto al huevo, el MAN también presenta otros restos y piezas magníficas de Villaricos, como un espectacular anillo de oro con un ave o dios de cuatro alas procedente del hipogeo 864. Sin embargo, lo que el video explicativo del museo no subraya lo suficiente es la extraordinaria concentración de estos hallazgos en Villaricos, ya que de los 802 huevos de avestruz encontrados en toda España, 724 provienen de esta necrópolis.
Estos huevos, que se utilizaban fundamentalmente en el mundo funerario de Baria, simbolizaban el «principio vital» y eran considerados un elemento fundamental para la resurrección y reencarnación del individuo. Su presencia en las tumbas vinculaba la vida y la muerte, ofreciendo al difunto la esperanza de un futuro.
La procedencia de los huevos, probablemente de África, sugiere un fascinante fenómeno de migraciones y contactos culturales. Se remonta a las colonias fenicias de los siglos XI y X a.C., quienes, al fundar nuevos asentamientos, trajeron consigo sus simbolismos, objetos y tradiciones. Siglos después, en el siglo VI a.C., los cartagineses, con su origen y tradición fenicia, tomaron el relevo en el dominio del Mediterráneo occidental y continuaron con esta simbología.
Es fundamental destacar que estas piezas no estaban al alcance de cualquiera. Su origen lejano, su manufactura cuidada y su profundo simbolismo las convertían en elementos de prestigio accesibles solo para individuos de un alto estatus social.
LA URGENTE NECESIDAD DE PROTEGER EL YACIMIENTO DE VILLARICOS
La exposición de este invaluable huevo de avestruz en el MAN debe servir como un recordatorio urgente de la necesidad de valorar y proteger el yacimiento de Villaricos. Este sitio arqueológico, de una riqueza histórica incalculable, corre un grave riesgo de verse sepultado entre proyectos urbanísticos mastodónticos e imperdonables.
Es imperativo que las autoridades y la sociedad en su conjunto tomen conciencia de la fragilidad de este legado y actúen con determinación para garantizar su preservación para las generaciones futuras.
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