La orden de la ministra, vicepresidente, secretaria general de los socialistas andaluces y candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, María Jesús Montero, a los concejales del PSOE de Carboneras era clara: hay que colaborar a que el hotel de El Algarrobico se tire cuanto antes. Y para ello contribuir a que la licencia se declare nula inmediatamente. ¿Por qué inmediatamente si el hotel arranca en 2003, con la bendición de todo el PSOE andaluz, y quedó congelado en el tiempo a consecuencia de la orden de paralización dictada por el juez Jesús Rivera en 2006, a propuesta de la organización ecologista Salvemos Mojácar? ¿Por qué ahora y no hace 15, 10 ó 5 años? La respuesta estaría en que tirar el hotel ahora es bueno para la candidatura de Montero. No en vano, de entre la miriada de asuntos andaluces que la ministra podía haber usado para su lanzamiento como presidenciable, prefirió el hotel por su clara repercusión mediática.
Hoy parece asunto menor que María Jesús Montero era consejera en los años en que se gestó el hotel. No sólo eso, el Gobierno Regional al que ella pertenecía facilitó su construcción. Pero eso es agua pasada para el PSOE andaluz, y el agua pasada no mueve molino. Ahora el hotel es “el mayor atentado medioambiental”, “el símbolo de la depredación inmobiliaria” y “hay que ponerle fin”. Eso dice la ministra. “Los andaluces y las andaluzas” tienen que percibir que Montero es una candidata seria que detesta a los especuladores destructores de la costa y, muy importante, que lo que proclama lo cumple; al menos le pone empeño, aunque, a veces, dejándose de llevar por la luz y la brisa de Carboneras, prometa en vano y a pie de playa, con el hotel de fondo, que en cinco meses lo demuele, lo hace arenilla, ‘lo hará arder como la yesca’.
Porque los cinco meses han pasado sobradamente y el hormigón sigue ahí, ‘infectando’ el Parque Natural e invadiendo la zona pública de baño de todos los españoles. (A fuerza de tanto hablar -de mal hablar- de ese pobre edificio, uno puede acabar atribuyéndole cualidades antropológicas y sintiendo pena por él).
Y DE REPENTE, LA ENFERMEDAD
Por eso la gran capitana socialista ordenó a sus concejales del pueblecico que votaran sí al punto del orden del día del Pleno celebrado el pasado 11 de julio, que proponía iniciar el expediente de revisión de oficio de la licencia, primer paso para anularla. Sin embargo, no aparecieron por la sesión. José Luis Amérigo, el portavoz, tenía un viaje programado (¡vaya por Dios!) desde meses antes, que no recordó cuando se celebró la Comisión Informativa; Vanessa Fuentes y Francisco Capel registraron un escrito a media hora del Pleno justificando su ausencia en “motivos de salud”; e Isabel Hernández y Mariana Esteban, enviaron sendos mensajes de Whatsapp a la secretaria informando que el médico les había prescrito -a las dos- “24 horas de reposo absoluto” para curar dolencias sobrevenidas (¿serán genéticamente gemelas?). Todo de repente, repentino. Así se comportó el grueso del Grupo Municipal. Sólo uno de ellos, uno de los seis, Andrés Belmonte, compareció y cumplió el mandamiento de sus superiores.




EXPEDIENTE DISCIPLINARIO PARA LOS CONCEJALES
La prescripción llegó a los ediles del PSOE firmada por el secretario general de Almería y el de Organización, José María Martín y José Nicolás Ayala, respectivamente, siguiendo las directrices de Montero. “Nuestra secretaria general, María Jesús Montero, anunció en febrero que sería demolido en el menor tiempo posible, comprometiéndose a impulsar todos los trámites necesarios. La anulación de la licencia es una exigencia judicial y una condición previa para la demolición. Por ello, la posición del PSOE debe de ser votar a favor de la revisión de oficio de la licencia de obras del hotel el Algarrobico”. Todo ello acompañado de un recordatorio: “Los miembros del Grupo Municipal están sujetos a la unidad de actuación y disciplina de voto, así como a acatar las resoluciones, directrices e instrucciones que dicten los órganos del Partido”. Y de una advertencia: “Si no las respetasen, la Comisión Ejecutiva Federal tendría facultades para incoar el correspondiente expediente” disciplinario.
Durante la celebración del Pleno, con casi la mitad de los asientos de los concejales vacíos, el portavoz del PP, Lorenzo González, dijo: “Esperábamos que los socialistas estuvieron aquí defendiendo lo que defendió su secretaria general, María Jesús Montero, que se comprometió a tirar el Hotel”. En la Sesión se recordó también que en la Comisión Informativa de Urbanismo, celebrada unos días antes, los dos representantes socialistas, José Luis Amérigo -que no mencionó nada sobre maletas y viaje- y Francisco Capel, dieron una pista de por dónde irían las cosas votando en contra de la revisión de la licencia; justo lo contrario a lo que quiere el partido. El alcalde Salvador Hernández mencionó que Amérigo expresó en la Comisión Informativa “que se pronunciaría en el Pleno, pero no está en el Pleno”. No, no estaba ni él ni cuatro de sus compañeros. Allí sólo compareció Andrés Belmonte, el socialista que juega su propia partida en este mandato, y no es precisamente la de ser comparsa del clan de los Fernández (el tito Cristóbal, su sobrino José Luis, etc.).
Cabría esperar la inmediata apertura de un expediente a los indisciplinados. Esa era la amenaza de la Dirección Provincial; pero es muy probable que no lo veamos, puesto que podría acabar si no en la disolución del PSOE Carbonero, sí en un conflicto del que la Agrupación Local tardaría en recuperarse. Entonces, quizá cuando se calibren los efectos, la Dirección Provincial informará a la Federal que lo mejor es dejar las cosas tal cual, mirar para otro lado, fingir que no ha ocurrido, eliminar cualquier posibilidad mayor de desorden; dar por buena la ausencia de los propios, teniendo en cuenta que han sido los extraños, los concejales del PP y el alcalde de Ciudadanos -junto a un concejal del PSOE que no siguió los pasos de sus jefes carboneros- los que han hecho el ‘trabajo sucio’ de poner en marcha el expediente de revisión de la licencia.
Nadie quería hacerlo en el Ayuntamiento de Carboneras, pero los jueces mandan; aunque todo ocurra veinte años después de la paralización y veintitrés desde que se concedió la licencia por un Gobierno municipal al frente del cual estaba Cristóbal Fernández y su hermana Charo, tito y madre de José Luis, respectivamente. ¿Había alguien en Carboneras que pronosticara que el Clan iba a ir contra sus propios actos? ¿Alguien que pensara que los Fernández iban a negarse a sí mismos la posibilidad de erosionar algún día la imagen de aquellos que votaron a favor de anular la licencia, cuando las consecuencias de este acto abren la puerta a previsibles indemnizaciones muy millonarias reclamadas por la promotora Azata?
A modo de postdata, significar otra ausencia en el Pleno: la del exalcalde del PP Felipe Cayuela; figura errante y enredadora de la política carbonera. Este verso suelto sufrió “un ataque repentino en las vértebras lumbares”. Ser concejal en Carboneras debería considerarse una actividad de riesgo. (VEA NUESTRA PORTADA DE HOY)
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