La medicina tiene nombres propios que trascienden lo profesional para convertirse en legado. Uno de ellos es el del doctor Diego Ramírez Soler, cuyo expediente para ser nombrado Hijo Predilecto de Vera acaba de iniciarse en el Ayuntamiento. No se trata solo de un homenaje institucional, sino del reconocimiento sentido a una carrera marcada por el escalpelo y el corazón, por la excelencia quirúrgica y la humanidad en el trato.
Durante décadas, el doctor Ramírez Soler ha sido mucho más que un cirujano en el Hospital Comarcal de Huércal-Overa. Para muchas mujeres del Levante, del Almanzora y Los Vélez, sus manos representaron la esperanza frente al cáncer de mama. Su consulta se convirtió en un espacio donde la ciencia se encontraba con la compasión, donde cada diagnóstico iba acompañado de la calma serena de una persona que sabe escuchar y acompañar.
El alcalde de Vera, Alfonso García, lo expresó con precisión: «Reconocemos una vida ejemplar, dedicada con entrega, vocación y profesionalidad al servicio de los demás». Pero detrás de estas palabras late la realidad de tantas familias que han encontrado en el doctor Ramírez Soler no solo a un médico excepcional, sino a un apoyo fundamental en momentos de vulnerabilidad.

Su compromiso con Vera trasciende el ámbito sanitario. Miembro activo de la Hermandad de Jesús durante la Semana Santa, y autor del Romance de Ciego que perpetúa la memoria del terremoto que destruyó la antigua Vera, el doctor Ramírez Soler ha tejido su vida con los hilos de la tradición y la cultura local. Su obra literaria, hoy presente en la Plaza Mayor, demuestra una profunda conexión con las raíces de su tierra.
Este nombramiento no es solo un acto de justicia hacia un profesional que ha dedicado su vida a salvar otras vidas. Es el agradecimiento colectivo de un pueblo que se reconoce en valores como la entrega, la humildad y el servicio. El doctor Ramírez Soler encarna ese ideal de excelencia que nace del amor por lo que se hace y por quienes se sirve.




Cuando el expediente se abra a las aportaciones ciudadanas, sin duda serán muchas las voces que se alzarán para contar cómo el doctor Ramírez Soler marcó sus vidas. Porque algunos médicos no solo curan enfermedades: sanan comunidades, inspiran confianza y dejan una huella imborrable en el alma de quienes tratan. Vera lo sabe, y por eso quiere que su nombre quede para siempre ligado al de su Hijo Predilecto. (VEA NUESTRA PORTADA DE HOY)
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