Hace unos días que nos dejó Paqui Calle y no quiero permitir que pase más tiempo sin expresar públicamente mi reconocimiento y mi cariño hacia una compañera que hizo de la virtud su forma de estar en el mundo. Durante toda su vida -y de manera muy especial en su etapa como alcaldesa de Guazamara- Paqui convirtió el servicio a los demás en su auténtica bandera: una vida entregada, generosa, en la que nunca escatimó esfuerzos, en la que sacrificó su propio tiempo y en la que jamás importaron los colores, las ideas o las distancias de quienes acudían a su puerta, siempre abierta para todos.
Paqui encarnaba unos valores que, en tiempos tan faltos de humanidad como los que vivimos, resultan más necesarios que nunca, especialmente en un servidor público: honestidad, cercanía, y una disponibilidad sin límites para atender a sus conciudadanos con respeto y entrega.
Pero este homenaje que hoy rindo a Paqui quiere ser también un abrazo emocionado para todos aquellos compañeros que, como ella, nos han dejado recientemente y que compartieron esos mismos valores que tanto echamos en falta: Julio Rull; Paco Marín; Eusebio -persona de carácter firme y de mucho corazón-; nuestro querido Francisco Pérez, alcalde de Burjulú; y Francisco Llerena (Frasquito), alcalde de Grima.
Todos ellos, cada uno a su manera, dejaron una huella profunda y luminosa en quienes tuvimos la fortuna de caminar a su lado.
A todos quiero recordar hoy con sincera gratitud, orgulloso de la amistad que me brindaron y deseoso de que continúen siendo ejemplo y guía para quienes continuamos aquí.
Descansad en paz y gracias, de corazón, por vuestro ejemplo.
*Jesús Caicedo es senador y ex alcalde de Cuevas del Almanzora.
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